Nutricionista promueve la gastronomía sostenible ante alza del precio de la papa
Para ello sugiere preparaciones de comidas con alimentos de temporada, en la cantidad justa y maximizando la utilización de las distintas partes que componen un alimento.
Gran preocupación causó en nuestro país el alza de más de un 50 por ciento del precio de la papa durante la última semana, alcanzando un valor de venta de $1.800 pesos por kilogramo y de $34.000 el saco, en la Feria Mayorista ACOMA de San Antonio, situación que de inmediato generó directo impacto en los hogares chilenos.
Sobre esta situación, el académico de la carrera de Nutrición y Dietética de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), Javier Aros Rodena, comenta este fenómeno es preocupante, ya que la papa constituye el segundo alimento más consumido por los chilenos según el Informe de Valor de la Canasta Básica de Alimentos del 2022. Por otra parte, se trata de un producto de buena fuente de energía y rica en hidratos de carbono complejos que, además, aporta 85 calorías y 20 gramos de Hidratos de Carbono en 100 gramos de alimento cocido, aproximadamente. Otro dato interesante: una familia puede consumir más de 3 a 4 kg. a la semana, por lo que sin duda constituye un ingrediente principal de nuestra cultura gastronómica.
Entonces ¿qué hacer?¿es posible reemplazar este alimentos? La buena noticia es que el profesional asegura que sí hay opciones de reemplazo.
“Para esto, una buena elección sería intercambiar las preparaciones en base a papas, por legumbres como es el caso de porotos, lentejas, garbanzos, entre otros, además de las tradicionales comidas como el caso de arroz, pastas o fideos, cuyo aporte calórico puede ser similar y sin aumentar el costo de preparación. Por otra parte, no se debe olvidar alimentos como quínoa, cuscús, o polenta, que poco a poco se han incorporado a nuestra alimentación”, agrega el académico.
Otra alternativa que se ha observado es el consumo de papa proveniente de Argentina, cuyo valor es menor y pudiese contribuir a la economía familiar, disminuyendo su costo en un 30%. Al respecto, asegura que no se puede desconocer que este producto trasandino presenta características organolépticas distintas que podrían generar inquietudes en relación a su calidad. Es decir, aquellos rasgos referidos al sabor, textura, olor, color, sonido o temperatura.
Dentro de las principales diferencias destaca un color más blanquecino y su tono interno amarillento intenso. No obstante, desde el punto de vista nutricional, asegura que no presenta diferencias relevantes, ni tampoco en su comportamiento al momento de cocinarlos. Sin embargo, subraya tener presente el concepto de gastronomía sostenible, pues nos permite incorporar a nuestras vidas una mayor conciencia tanto de la explotación de los recursos alimentarios, así como también resguardar el consumo de alimentos y disminuir los desperdicios. Esto último, a través de la utilización de preparaciones de comidas con alimentos de temporada, en la cantidad justa y maximizando la utilización de las distintas partes que componen un alimento.
“Toda práctica que nos permita bien utilizar los alimentos de manera correcta será un aporte a la gastronomía sostenible, ya que el fin máximo de este término es el desarrollo de una cocina que evite desperdiciar recursos naturales como los alimentos y sin perjudicar el medio ambiente o la salud de las personas. Por ello, es fundamental consumir alimentos de temporada y aprender a cocinar de forma creativa la mayor cantidad de partes de los alimentos, tales como la elaboración de ensaladas con distintas hojas y tallos, utilizar huesos y cáscaras para la elaboración de fondos de cocina, entre otros, finaliza el académico experto en Servicios de Alimentación y Nutrición”, dice el especialista, quien subraya que la recomendación es buscar otras alternativas alimenticias que reemplacen las propiedades nutricionales de la papa, mientras existe una normalización de precio.