La pérdida de masa, fuerza y función muscular, síndrome conocido como sarcopenia, puede traer graves consecuencias para los adultos mayores que lo padecen, ya que está asociado a aumento de riesgo de caídas, fragilidad, deterioro funcional, discapacidad física, incremento de ingresos hospitalarios y empeoramiento de su calidad de vida, especialmente cuando dos comunas de la provincia, San Antonio y El Quisco, se encuentran en cuarentena, restringiendo la movilidad de este grupo etario.
Las personas que sufren esta enfermedad suelen presentar sensación de debilidad, siendo habitual la dificultad para levantarse de una silla o una velocidad lenta para caminar. También es frecuente que describan una pérdida de peso reciente sin causa justificada, aunque personas con sobrepeso u obesidad igual pueden experimentarla.
Para su diagnóstico se realiza una evaluación nutricional completa, es decir se aplican ciertas pruebas, como medida de pliegues y circunferencias corporales, así como también de la fuerza muscular con un dinamómetro, en el cual si un hombre levanta menos de 27 kilos y las mujeres menos de 15, estaríamos hablando que la persona padece esta patología.
En general, este grupo etario presenta una alimentación deficiente en proteínas y cuatro de cada 10 no cumplen con los requerimientos diarios de vitaminas y minerales, por lo tanto para evitar y prevenir esta enfermedad se debe asegurar una dieta alta en nutrientes claves como la vitamina D, los ácidos grasos omega 3 y los antioxidantes, lo cual se puede lograr a través de una alimentación variada y equilibrada.
Al respecto Daniela Godoy, subdirectora de Nutricionistas en Geriatría y Gerontología (Nutriger) Chile, quien además se desempeña en el Hospital Claudio Vicuña, recalcó que a partir de los 70 años se produce una pérdida progresiva y acelerada de masa muscular, alcanzando una disminución de un 15 por ciento por cada década. “Por lo tanto, es fundamental su prevención, diagnóstico y tratamiento, el cual es multidisciplinario, siendo el ámbito dietético un pilar fundamental”.
“Ahora con lo del confinamiento, los adultos mayores han dejado de hacer muchas actividades y se han puesto más sedentarios, por lo que probablemente muchos hayan desarrollado sarcopenia o la patología haya avanzado si es que ya la tenían”, enfatizó la profesional.
La nutricionista manifestó que las enfermedades crónicas no transmisibles como la hipertensión, la diabetes, la obesidad y la insuficiencia renal, que son recurrentes en este grupo etario, provocan un estado de inflamación del organismo que favorece su aparición. “Para evitarla se deben consumir ácidos grasos omega 3, que está en los pescados grasos, principalmente el atún, el salmón y las sardinas. También los encontramos en la linaza molida y la chía y los antioxidantes están en todas las frutas y verduras”.
“Para asegurar una adecuada síntesis de proteína, es decir formación de músculo, debemos consumir alimentos que sean altos en aminoácidos esenciales como la leucina, estos son la carne de cerdo, pollo, vacuno, el huevo, los lácteos y algunas leguminosas como las lentejas, las habas y la soya. Otro nutriente importante es la vitamina D, que ha demostrado contribuir en la mejora de la composición y la fuerza muscular, por lo tanto también se deben ingerir alimentos que sean altos en vitamina D, como la leche, el yogurt, el queso, yema de huevo y algunas vísceras”, enumeró Daniela Godoy.
Según lo explicado por la profesional, afortunadamente la sarcopenia se puede prevenir, retrasar e incluso revertir a través de una nutrición adecuada y la realización de actividad física de manera periódica, estrategias que han demostrado generar un impacto positivo en la función y fuerza muscular, pero deben hacerse en conjunto para obtener óptimos resultados.