13 funcionarios del Hospital Claudio Vicuña de San Antonio se acogieron a retiro entre enero y julio de este año, hito que representa el término del ciclo laboral de un grupo de auxiliares, administrativos, profesionales y médicos que dedicaron parte importante de su vida al servicio público.
Entre los trabajadores que más años estuvieron ligados al quehacer institucional se encuentran el doctor Oscar Fuentes Villalobos, cirujano dentista; la doctora Mercedes Vargas Ardiles, anestesióloga; Juana Soto Lagos, químico farmacéutico; Silvia Riquelme Martínez, técnico en enfermería de Medicina; Pamela Ortega Silva, matrona y Cecilia Yáñez Valdés, nutricionista, todos quienes llegaron al establecimiento en agosto de 1980.
Más tarde, en enero de 1983 se sumó Ermelina Quizás Maulén, técnico en enfermería de Neonatología, luego la enfermera de Urgencia Teresa Flores Retamales, en junio de 1988 y la matrona Norma Bascuñan Eltit, en septiembre de 1990.
Ya en 1991, llegó al hospital Ximena Muñoz González, auxiliar de servicio, que se desempeñó en el último tiempo en el Consultorio de Especialidades, luego la administrativo Viviana Betancourt González, que se incorporó en mayo de 1994; Patricia Navarrete Jeria, también administrativo que llegó al Claudio Vicuña en el año 2004 y María Angélica Muñoz, que se unió a la familia hospitalaria en noviembre de 2010.
Práctica rural
Pamela Ortega, quien trabajo por más de cuatro décadas en el hospital, llegó al Claudio Vicuña cuando era alumna del último año de la carrera de Obstetricia en la Universidad de Chile, “luego que mi casa de estudios me enviara a práctica rural por dos meses. Fue mi primer encuentro con su gente cariñosa, sencilla, leal y con grandes colegas que facilitaron mi aprendizaje. Retorné a las aulas con el espíritu en alto, un bagaje de experiencias y lecciones a mis 19 años. Con el recuerdo de cada uno de quienes me acompañaron en jornadas de intensos turnos, ameno trabajo, pero no libre de aprensiones y miedos y de episodios tristes también. La interrupción provocada de embarazos cobraban jóvenes vidas en ese tiempo”.
Ya titulada trabajó por un tiempo en el área privada y en el hospital clínico de la Universidad de Chile, en Santiago, época en que la llamaron desde el hospital de San Antonio para hacer turnos como profesional única en Maternidad.
Tras establecerse en la ciudad y formar familia dejó el sistema de turnos y comenzó a trabajar en el consultorio de atención primaria, que en esa época funcionaba de forma adosada al hospital, donde a su juicio necesitó de otras competencias e inició una época de desafíos profesionales. “Me asignaron grandes programas y ganando la oportunidad de aprender los asumí, no sin antes prepararme académicamente y por eso postulé a la Beca Presidente de la República y con el patrocinio del Servicio de Salud Valparaíso – San Antonio y la gestión de mi gremio, cursé el Magíster en Salud Pública con mención en Epidemiología en la Universidad de Chile. Luego vendrían diplomados, pasantías y mi trabajo en la atención del Consultorio de Especialidades, a cargo de un programa que del que por muchos años fui responsable”.
“El hospital me brindó la oportunidad de abrirme a la comunidad y sus organizaciones, poner en práctica y dar sentido a la salud pública en nuestra localidad, trabajando incansablemente por ello día a día. El Claudio Vicuña me enseñó que las cosas se deben hacer bien y si se hacen bien, se pueden hacer mejor. No deben existir límites cuando se trata de proteger a las personas en materia de salud, ni límites para alcanzar el suficiente conocimiento y dar satisfacción a sus necesidades. Me retiro con la grata sensación de haberme desempeñado con la mejor formación y competencia que pude alcanzar, y lo disfruté”.
El Doctor Oscar Fuentes, llegó al Hospital en la época en que el doctor Ricardo Sepúlveda era el director del establecimiento y desde entonces siente que “el tiempo pasó volando en un abrir y cerrar de ojos. Fue una hermosa experiencia junto al mar. Me casé con una interna de Medicina, tuvimos tres hijos, ahora soy abuelo, en resumen tiempos hermosos, con bellas personas en mi servicio. Ahora es una etapa cumplida y lo que nos queda es para hacer lo que nos agrada, ya que no debemos cumplir con nada por obligación. Espero gozar la vida al máximo siendo feliz con lo que tengo”.
Ximena Muñoz, aseguró que le causó gran tristeza dejar el hospital en medio de la pandemia del covid -19. “Me dio mucha pena como finalizó mi vida laboral. Yo quería terminar trabajando y no fuera, para así despedirme de mis amigos y amigas y también de los pacientes del Consultorio de Especialidades, donde trabajé 10 años, que se suman a los 35 en que me desempeñé en la Central de Alimentación”.