Por estos días es común escuchar frases como “me siento angustiado”, “tengo ansiedad” y “estoy bajo mucho estrés”, conceptos de naturaleza sicológica que en los últimos meses se volvieron recurrentes en nuestras conversaciones presenciales y virtuales.
La ansiedad y la angustia están relacionadas y en ocasiones resulta difícil entender qué las diferencia, ya que ambas son definidas como estados emocionales displacenteros acompañados en algunos casos de síntomas fisiológicos, lo que lleva a que puedan ser utilizados como sinónimos.
Son reacciones que pueden presentarse como respuesta a ciertas circunstancias y aquí es importante mencionar que el nivel en que se sienten y el tipo de estímulo que las gatillan dependen de cada individuo; sus características personales en términos biológicos, psicológicos y sociales, como también de su historia de vida.
En relación al estrés, la psicóloga del Hospital Claudio Vicuña de San Antonio, Francis Caroca, explicó que es conceptualizado como un proceso adaptativo ante situaciones que percibimos como peligrosas. “Podemos sentir angustia y ansiedad si estamos bajo estrés. Hoy en día el término es usado para referirse a la sobrecarga emocional que se experimenta y se asocia a una exigencia excesiva del ambiente y que se manifiesta en un estado ansioso porque requiere un sobreesfuerzo de las personas, poniéndoles en riesgo de enfermar”.
“El estrés supone un hecho habitual en la vida del ser humano, ya que cualquier individuo, con mayor o menor frecuencia lo ha experimentado en algún momento de su existencia. El más mínimo cambio al que se expone una persona es susceptible de provocárselo”, manifestó la profesional que es parte del Dispositivo de Acompañamiento Biopsicosocial en Situaciones de Emergencia, Desastres y Catástrofes para los Trabajadores del recinto asistencial.
¿Cómo pueden identificarse ambos sentimientos y manifestaciones?
Se podría entender al estrés como un generador de emociones como la angustia y ansiedad, siendo una respuesta fisiológica y psicológica del cuerpo ante un estímulo, que puede ser un evento, objeto o persona.
La ansiedad y la angustia pueden ser en algunos casos síntomas de un cuadro de salud mental. En cuanto a las diferencias, la ansiedad tiende a asociarse a desasosiego, inquietud, preocupación, está relacionada más con la movilización. Por su parte la angustia suele ser vivenciada como inmovilidad, limitante de las reacciones y acciones de las personas.
¿Pueden presentarse de forma simultánea?
Sí efectivamente. Es importante mencionar que si estos elementos de carácter negativo no desaparecen y no son tratados adecuadamente pueden llevar a dificultades en la vida cotidiana y debilitar la salud tanto física como mental, provocando por ejemplo dolores de cabeza, de cuello y de espalda; indigestión e infelicidad en las relaciones personales.
¿Cuándo consultar a un especialista?
Cuando sentimos que estas emociones o estrés aparecen de forma constante o estamos un periodo prolongado de tiempo expuestos a ellos y observamos que se sobrepasan nuestras capacidades y nos están influyendo de manera negativa en nuestra vida y nos ocasionan problemas para dormir; experimentamos alteraciones en el estado de ánimo; compramos o comemos en exceso; perdemos la capacidad de disfrutar o aumentamos nuestro consumo de alcohol y tabaco.