Para definir qué es la fatiga pandémica es importante partir explicando que durante los últimos 15 meses hemos experimentado un constante estado de hipervigilancia por los cambios en las libertades que se van acotando de acuerdo al comportamiento epidemiológico del covid -19.
La Organización Mundial de la Salud la define como el agotamiento generalizado y constante que sienten las personas, principalmente a nivel psicológico y en algunos casos físicos, ya que el confinamiento y las extensas medidas restrictivas han generado desgaste y aburrimiento, lo que provoca un descuido de las medias de autocuidado como el distanciamiento social, el lavado de manos y el correcto uso de la mascarilla.
La psicóloga del Hospital Claudio Vicuña, Cristina Zúñiga, explicó que se comienzan a experimentar diversos síntomas como cansancio durante el día; no conseguir un sueño reparador; mayor irritabilidad y dificultad para concentrarse. “Es un aburrimiento de la rutina, que da para pensar que esta situación no terminará nunca”.
“Es importante tener en cuenta que cuando estas sensaciones y emociones no nos permiten vivir nuestro día a día, nos presentan dificultades en nuestras relaciones interpersonales y para sobrellevar la cotidianidad se recomienda pedir ayudar profesional y acudir a la red de apoyo con la que se cuenta, ya sean amigos; familiares o la pareja”, especificó la trabajadora de la salud.
¿Qué grupos de personas son más vulnerables de sufrir esta fatiga pandémica?
La mayoría de las personas, ya que todos vivimos con las restricciones en esta nueva realidad, pero aún más aquellos que enfrentan situaciones de estrés, por ejemplo quienes no cuentan con una fuente laboral, también los que han estado más tiempo confinados, aquellos que cumplen con teletrabajo; adultos mayores y sus cuidadores; los niños que tiene clases online y por supuesto los individuos que por su labor han estado más expuestos al virus y han tenido poco tiempo para descansar.
¿Cómo combatirla?
Es importante gestionar lo que sentimos, expresar nuestras emociones y reconocer lo que nos está sucediendo con nuestros seres queridos; amigos; familiares; parejas y profesionales de la salud mental.
Cuidar la alimentación; mantener una rutina diaria; respetar y cuidar nuestro sueño, el cual es fundamental en el día a día, entender que es normal lo que nos ocurre por el contexto en el que nos encontramos.
Finalmente, tener momentos de ocio, actividad física y adaptarnos a comunicarnos virtualmente para no perder las relaciones sociales, las cuales son importantes para todos los seres humanos.